Entrevista a Francisco Bondone, presidente de la Fundación Forestatón y abogado especializado en derecho ambiental. Por Equipo de Comunicación de Forestatón.
–Francisco, ¿Cómo te presentarías en este camino vinculado al ambiente?
“Soy abogado, presidente de la Fundación Forestatón y, ante todo, un ciudadano comprometido con Córdoba. Me tocó unir esas tres dimensiones: la mirada jurídica, la responsabilidad institucional y la vocación personal por aportar a una ciudad más verde y sustentable.”
–¿Qué significa el artículo 41 de la Constitución Nacional en relación al ambiente?
“El artículo 41 reconoce que todos los habitantes tenemos derecho a un ambiente sano y equilibrado, y el deber de preservarlo. Es una conquista enorme en términos jurídicos, porque equipara la protección del ambiente a otros derechos fundamentales, como la libertad o la igualdad.”
–Hablas del deber de preservarlo. ¿Qué implica eso en la vida cotidiana?
“Implica comprender que no basta con exigir derechos: también debemos asumir responsabilidades. Como ciudadanos tenemos el deber de cuidar la tierra que habitamos y garantizar que las futuras generaciones puedan desarrollarse en un entorno saludable.”
–En la encíclica Laudato Si’, el Papa Francisco habla del cuidado de la ‘Casa Común’. ¿Cómo conecta ese mensaje con el trabajo de Forestatón?
“Laudato Si’ es un llamado profundo a repensar nuestra relación con la naturaleza, a no mirarla como un recurso ilimitado sino como parte de nuestra vida. Coincide con lo que trabajamos en Forestatón: entender que plantar un árbol no es solo una acción ambiental, sino también social y espiritual. Cuidar el ambiente es cuidar la dignidad de las personas y la posibilidad de que las generaciones futuras vivan con plenitud.”
–Te escuchamos varias veces hablar de la vinculación entre el ambiente con la justicia social. ¿De qué manera se relacionan?
“Cuidar el ambiente es también un acto de justicia social. Las consecuencias del cambio climático —olas de calor, inundaciones— siempre golpean más fuerte a los barrios más carenciados. Son quienes menos recursos tienen para adaptarse y, paradójicamente, quienes menos responsabilidad tuvieron en generar esta crisis. Cuando plantamos árboles o promovemos espacios verdes, no solo estamos mejorando la calidad ambiental: estamos corrigiendo desigualdades y defendiendo el derecho de todos a vivir en un entorno digno y saludable”.
–¿Cómo se traduce ese compromiso en el trabajo de Forestatón?
“Desde la fundación buscamos transformar esa letra constitucional en hechos concretos. Plantar un árbol nativo no es solo un acto simbólico: es ejercer un derecho y cumplir un deber. Con cada forestación estamos mejorando la calidad de vida, mitigando el cambio climático y devolviendo equilibrio a la ciudad.”
–¿Cuál es el desafío hacia adelante?
“El gran desafío es cultural. Necesitamos que el derecho a un ambiente sano deje de verse como algo abstracto o lejano. No se defiende solo en los tribunales, se construye todos los días, en cada decisión individual y en cada proyecto colectivo. Ese es el compromiso que asumimos en Forestatón y que yo, como abogado y como ciudadano, llevo adelante con convicción.”
Desde Forestatón, la convicción es clara: el derecho a un ambiente sano se construye colectivamente, con acciones concretas que dejen huella en la ciudad y en las futuras generaciones.
